(…) El período de juego proporciona quizá la perfecta oportunidad para
combinar la diversión con el aprendizaje: no hay mayor placer. Pero es
precisamente porque desempeña un papel tan importante en la relación
entre seres humanos y perros por lo que jugar tiene que ser dirigido
del modo correcto. Es posible que no parezca un problema
especialmente grave; pero que el perro dicte las reglas al amo puede
tener funestas consecuencias. Estoy segura de que todos nos hemos
visto en una situación como ésta: nada más ponemos cómodos al final
de un duro día de trabajo, aparece nuestro perro con una expresión lastimera
en el rostro y uno de sus juguetes favoritos colgándole de la
boca. El perro quiere jugar y quiere jugar ahora, ya. Aunque a la mayoría
de los amos les resulte difícil percibido al principio, la situación se
carga de problemas potenciales.
El hecho de tirar la pelota e ir a cobrada debe contemplarse desde
dos perspectivas. Para nosotros, estos objetos son meros juguetes. Para
el perro, en cambio, representan algo mucho más precioso: son trofeos,
medallas honoríficas, si se quiere, que ganar -y perder- en el seno del
ambiente de la manada. Los grupos de cachorros, en especial, luchan
continuamente por la posesión de los objetos. Los ganadores se pavonean
como si acabaran de ganar la Copa del Mundo.
De nuevo, se trata de un principio que se remonta a la manada de
lobos. En la naturaleza, la supervivencia de la manada depende de que
sus líderes estén a la altura de su tarea. Por consiguiente, la pareja Alfa
debe demostrar con regularidad que merecen ser los líderes. Los perros
ponen constantemente a prueba el valor de sus líderes del mismo modo,
y la hora de juego ofrece una perfecta oportunidad para llevar a cabo esta
evaluación. Si se permite que los perros crean que tienen control de los
juguetes "trofeo" que sus amos les lanzan, también desarrollarán la creencia
de su posición superior dentro de su manada: es imprescindible que
el amo se imponga como líder durante estos períodos dejuego.(…)
JAN FENNELL - "Saber escuchar al Perro" (Editorial El Drac SL)
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